domingo, 28 de marzo de 2010

Sobredosis existencial

Podría decir que murió hoy, anteayer o que lo hará mañana. Pero ni siquiera ella está segura del cuándo ni del porqué. Todo ocurrió a velocidad de vértigo, nadie llamó a la puerta para preguntarle si las cosas iban bien.

Sobredosis existencial. Así es como los médicos lo habían denominado. Quiso comerse el mundo, pero sin contar con que éste sabía demasiado amargo. Se lo tomó en ingentes cantidades y se le subió a la cabeza, por lo que terminó perdiendo el sentido de encontrarse en cada momento, con las ganas de abarcar el infinito con ambas manos y con las palmas de éstas demasiado pequeñas como para poder hacerlo.

domingo, 14 de marzo de 2010

Ego, me, mei

Pretextos y evasivas que se te derraman por la piel afirmando que todo te viene demasiado grande, que necesitas un poco más de ese espacio vital del que siempre has oído hablar –a ti te lo dieron cadavérico y consumido-. Necesitas marcapasos en los párpados para cronometrar el acto-reflejo de cerrarte al mundo tan rápido como te abres, porque cuando lo haces es como que te retraes y te expandes intentando abarcar con ambos brazos un poco más de ralentí para darte cuenta de que todo está pasando demasiado deprisa. Echas de menos las tardes ácidas y corrosivas donde las palabras se te metían en las conjuntivas y picaban casi tanto como el jabón de pastilla con el que te enjabonaba mamá. A decir verdad, echas de menos todo. Te echas de menos a ti, y de más a tu vida. Quizás es que te la has robado demasiado tiempo, intentando sentirte protagonista de tu propio guión, sin dejar ni un solo recoveco para algún que otro secundario de ésos que hacen que las películas sepan un poco menos a egocentrismo.

Que no hace falta que gires sobre tu propio eje; el mundo ya lo hace por ti, y desde hace lo suyo, ¿sabes?