viernes, 27 de abril de 2012

Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde



Abrigos enlazados por Galeriestraße. Poco importaba encontrarnos a quilómetros de distancia de donde habíamos abierto los ojos por primera vez. Allí estábamos, respirando un viento más frío y más húmedo, escuchando voces extranjeras en sintonía con tu piel erizada. Bebimos bajo la atenta mirada de las flores de invierno, deambulamos entre epitafios y tumbas derruidas por el paso del tiempo, recitamos a un Georg Trakl intacto y vívido. Y si dormíamos, era pierna contra pierna, sobre el cofre de tu pecho. Sosegado y tierno te mecías bajo el árbol desvestido de su traje primaveral. Y los hermanos del gorrión español canturreaban bajo la bóveda celeste. Servirnos de la pobre y menguante memoria es un legado cruel, un estigma de la fecha de caducidad de nuestras almas. El incesante arrullo de las agitadas aguas del Isar prorrumpía como un constante parloteo en nuestros oídos. Pero las voces se apagaban una vez poníamos un pie en el Jardín Inglés, donde las vastas extensiones de hierba parecían proclamar que no había barreras ni obstáculos. Lo marchito nunca se empieza o acaba. El mundo ha fallecido entre nuestras manos sin apenas cerrar los puños. 

Laß uns vergessen, daß es eine Zeit gibt und zähle die Lebenstage nicht.

Recomendaciones de la semana:
  • Libro: Zonas húmedas, de Roche Charlotte.
  • Película: La belle personne, de Christophe Honoré. 
  • Música: Somebody that I used to know, de Gotye. 

lunes, 16 de abril de 2012

Take hold on the loam





Los agrestes paisajes se alternaban de vez en cuando con vastos y artificiales prados esmeralda, trayendo a la memoria la Inglaterra de Millet. Mis rubicundas piernas enfundadas en un vaquero desgastado se abrían y cerraban como unos alicates oxidados. Todavía no había aprendido a amar aquellas tierras baldías bajo emblema forjado con años de historia fútil. Y no sabía, por no saber, quién había dispuesto aquellos chopos desnudos sobre las turbias aguas del embalse. Mientras tanto, esponjosas nubes consagraban un cielo azul divino sin ningún dios posible que albergar.Hay gorriones que se mueren de frío en medio de la constante pernoctación. Y solo así, con alas atrofiadas se puede volar un firmamento impedido de su luz. ¿Vas a regresar en mitad de la tormenta palpable o aguardarás hasta que el macilento sueño acuda a mis párpados?

Recomendaciones de la semana:
  • Libro: Lolita, de Nabokov.
  • Película: Barry Lyndon, de Stanley Kubrik
  • Música: Isolation, de Joy Division.