miércoles, 18 de septiembre de 2013

There's loneliness we cling to

A veces se siente que, por inercia, el mundo ha dejado de girar. Que se ha quedado suspendido, como una mota de polvo que se niega a continuar luchando contra el viento, como una hoja caduca que flota sobre el lago apacible, donde el rumor del agua apenas se eleva por encima de la propia respiración.  Y en esa eterna quietud inquebrantable, inundan las ganas de contemplar. De ver más allá de los límites que traza el camino, de atravesar el linde del bosque y atreverse a soñar qué es lo que esconden los arbustos. Comenzar, de este modo, a olvidar. A olvidar el abismo que se erige bajo nuestros pies, los escritos inacabados, la taza fría sobre la mesa y las palabras que nunca se atrevieron a salir de la bóveda de tu paladar. 

lunes, 9 de septiembre de 2013

Waldeinsamkeit



La soledad engulle al auténtico viajero. Lo arrastra y bambolea con la misma fuerza que el vendaval de otoño atiza el trigo sin recolectar. Si por comodidad o despreocupación, este se halla desprovisto de equipaje, le asalta la idea de que no hay nada más pesado que unos pies que no saben adónde se dirigen.